jueves, 31 de mayo de 2007

la otra cara de la violencia escolar: los padres

En los últimos años la situación en las aulas ha cambiado considerablemente, pero ha sido un cambio en paralelo con algunos otros cambios sociales que se han producido en nuestro país. De alguna manera, ansiosos de libertad, donde predomina el dejar hacer, la falta de interés por inculcar valores o valorar el esfuerzo.
La violencia en las aulas continua siendo uno de los problemas sociales que más preocupan a millones de padres que se sienten impotentes ante tal situación, que al parecer “no tiene, a priori, una solución factible para ambas partes, ya que en ningún caso se llegará a un acuerdo en el que todos se beneficien y el problema se solucione definitivamente”- según afirma una madre aterrorizada por la situación en la que se encuentra, pues a su hijo en lo que va de curso le han expulsado 6 veces, 4 de ellas por agresiones violentas tanto a alumnos como a profesores. Jaime, como así llaman al chico en cuestión, tiene 16 años y una familia que en todo momento se ha preocupado de él, de sus estudios y su bienestar. Aunque al parecer no es suficiente. Sus padres son muy conocidos en el barrio, en el que ambos viven desde la niñez. Evidentemente, la situación por la que están pasando ha deteriorado el hogar familiar y Julia y Alfonso decidieron separarse hace dos años al verse incapaces de controlar la agresividad que su hijo expresaba día tras día…incluso con ellos mismos, y las incesantes quejas del colegio.

“Son unos “pesaos”, no me dejan en paz…dicen que se preocupan por mí pero lo único que hacen es j…¡si no saben ni respetarse ellos mismos!” Las palabras de Jaime hacia sus padres hacen evidenciar la situación familiar por la que están pasando. A veces olvidamos el importante, peligroso y angustioso papel por el que pasan los padres de estos chicos “problemáticos” para unos, “inestables” para otros… pero que al fin y al cabo son chicos y se están formando. “El incesante “boom” que los medios de comunicación han dado al problema a podido en cierto modo intensificar la violencia aun más, quizá por un afán de popularidad… ¡no se!”- Julia intenta culpar a alguien de lo que se le ha venido encima, aunque a veces recula y piensa que quizá ellos hayan sido los culpables por no prestarle la atención suficiente…
Por otra parte en los modelos sociales dominantes priman el poder, el éxito a cualquier precio, la violencia desmedida… Con estas referencias, no es de extrañar que niños y adolescentes se desorienten ante la falta de un cierto autoritarismo y recurran a la violencia, dentro y fuera de las aulas. “No paraba de pelotear al profesor de matemáticas, el más “pesao” de “to” el instituto. Al salir al recreo le pedí los ejercicios que había mandado, y ya que estaba, el bocadillo que tenia y tres euros “pa” un paquete de tabaco, el muy gilipollas se negó…” – relata su última expulsión con una sonrisa victoriosa entre los labios. Pretender responsabilizar al sistema educativo de la violencia en las aulas es injusto, pero tampoco en este ámbito se ha hecho todo lo posible para intentar paliar el problema. El papel tanto del gobierno como de los padres es crucial para erradicar este problema que debe solucionarse cuanto antes.
No hay soluciones mágicas para este problema y hacerlo rápido y poco meditado pueden agravar la situación aún más. Lo importante es determinar en manos de quien está… Quizá la autoridad de los profesores –aterrorizados, por cierto- disminuyese la violencia en las aulas, pero la autoridad por decreto no debe primar sobre la autoridad moral.

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